[Todos decanato] "EL LIBERALISMO NO FRACASO, NUNCA SE APLICO", por Guillermo M. Yeatts
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Mon Sep 22 23:05:05 ART 2003
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La crisis y las reformas de los noventa
El liberalismo no fracasó; nunca se aplicó
Por Guillermo M. Yeatts
El autor responde a Juan José Llach, que afirmó que el "paradigma neoliberal
está en crisis", argumentando que en la década pasada no primaron las ideas
de la libertad
El hecho de asociar la experiencia argentina durante la década del 90 con las
ideas de la libertad y los principios de una sociedad abierta genera, en algunos
casos, una profunda confusión en torno a estos conceptos. Por ejemplo, el ex
vice ministro de Economía Juan José Llach, entrevistado el 13 de septiembre
en LA NACION, realizó una serie de aseveraciones (tales como que "el paradigma
neoliberal entró en crisis" y que con "un final tan malo es razonable que también
el neoliberalismo haya perdido anclaje y vigencia social") sobre las cuales
es necesario realizar algunas aclaraciones.
Durante la década de 1990 no falló el liberalismo porque, lamentablemente,
no fue aplicado. Lo que funcionó fue un sistema prebendario, corporativo y
rentístico. Las apelaciones al liberalismo fueron meros efectos de marketing
político para ganar la simpatía de los inversores financieros que gozaban de
un seguro de cambio encubierto, como era la convertibilidad.
La llamada "reforma" fue esencialmente fiscalista, orientada a financiar un
déficit crónico que, en el período 1991-1995, se alimentó a partir de la venta
de activos y privatizaciones monopólicas y, en los años subsiguientes, lo hizo
a través del endeudamiento, duplicado entre 1996 y 2001. Durante esa década
el incremento del gasto público representó dos veces el crecimiento del PBI.
La supuesta apertura comercial en el marco del Mercosur aisló a la economía
argentina del resto del mundo y sirvió como paraguas para el desarrollo de
sectores productivos no competitivos. Con la armonización de derechos de importación
con sus socios del Mercosur, en enero de 1995, la Argentina incrementó sus
tarifas en 71 de los 97 capítulos arancelarios . En materia laboral, se mantuvieron
cuotas sindicales compulsivas mientras el poder sindical se fortalecía a partir
de obras sociales monopólicas. Por su parte, la reforma previsional tuvo por
objeto crear un mercado de capitales para el financiamiento del sector público
-con obligación de compra de un alto porcentaje de títulos públicos-, por lo
que la responsabilidad final seguía siendo la misma que en el sistema de reparto.
El gobierno financió su enorme crecimiento sobre la base del aplastamiento
de las espaldas privadas. La recaudación impositiva creció $30.000 millones
anuales entre 1991 y 1999. El endeudamiento público ahogó todo financiamiento
privado, absorbiendo el crédito disponible e incrementando los niveles de tasa
de interés por encima de la rentabilidad empresaria. En la explosión de la
crisis (2000-2001), las autoridades no dudaron en confiscar los depósitos bancarios,
los fondos de las AFJP y finalmente los ingresos de todos los argentinos. Dificilmente
esta sucesión de confiscaciones pueda confundirse con... °liberalismo!
Tampoco la llamada reforma de los 90 protegió las instituciones básicas en
materia de propiedad intelectual (tal es el caso de las patentes medicinales
y el software ), por lo cual Argentina está quedando fuera de la tercera gran
revolución de la historia de la humanidad: la Revolución del Conocimiento.
La centenaria tradición de la libertad
Afirmar que el liberalismo ha fracasado significa desconocer los últimos doscientos
años de la historia de la humanidad, en los que la población se multiplicó
por ocho, el comercio por 540 y el ingreso per cápita por 40. En este período
la esperanza de vida se duplicó: el hombre previo a la revolución industrial
tenía una esperanza de vida que apenas superaba los 40 años, mientras que hoy
es el doble. Enfermedades de hoy, como la obesidad y el alto nivel de colesterol,
eran impensables en un mundo caracterizado por la hambruna y el insuficiente
consumo de calorías. El orgullo de los defensores de las ideas de la libertad
debe fundarse en los resultados de la aplicación de sus ideas. El hombre abandonó
la Edad Media cuando los marcos institucionales comenzaron a delinear un nuevo
rumbo en materia de protección de derechos individuales, propiedad privada,
y limitación al gobierno, delineados a partir de hitos tales como la Carta
Magna británica de 1215, la Revolución Gloriosa (1688) y la Constitución de
los Estados Unidos (1787).
No fueron las ideas de la planificación central, la propiedad pública, las
regulaciones y las confiscaciones las que motorizaron el crecimiento apuntado.
El mundo comenzó a cambiar cuando la libertad individual, los derechos de propiedad,
el respeto de las libertades civiles de comerciar, transitar, profesar diferentes
cultos, publicar en la prensa o ejercer industrias, empezaron a respetarse
en forma generalizada en algunas regiones del planeta.
Fue la libertad y no la planificación. Fueron los derechos individuales y no
la prepotencia pública. Fue la competencia y no los mercados cautivos. Fue
el esfuerzo silencioso y privado y no los héroes públicos y totalitarios. Fue
la inversión y la iniciativa privada y no las publicitadas obras públicas.
Fue el mercado y no los gobiernos el que brindó las soluciones más eficientes
a los problemas que retrasaron a la humanidad por siglos.
No fue el liberalismo el que entró en crisis sino los modelos "mercantilistas
y pragmáticos" de la década del 90. En esa época no se aplicaron las ideas
rectoras como son la división de los poderes, la protección de la propiedad
privada, la libertad de mercados, la iniciativa individual, la limitación del
gobierno.
Quienes defendemos los principios de propiedad privada, mercados libres y gobierno
limitado no debemos engañarnos ni autoflagelarnos por el desastre de los noventa,
que fue generado por los gestores de la voracidad pública iluminados en su
médula con las ideas del estatismo, la planificación y la ingeniería social.
El autor escribió los libros Raíces de pobreza. Las perversas reglas de juego
de América Latina y El robo del subsuelo . Es presidente de la Fundación Atlas
para una Sociedad Libre
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