[Lcefiec] Para leer y debatir con los estudiantes

AGD-UBA agd@fcen.uba.ar
Thu, 12 Apr 2007 08:06:24 -0300


"Y dale con el presupuesto"
(para ser leído y debatido con los estudiantes)

Ahora que se reconoce -incluso desde el oficialismo universitario- que
"tenemos que ir por un mayor presupuesto", es importante reflexionar
sobre cómo se traducen las falencias presupuestarias en el
funcionamiento de cátedra y en el cursado en la universidad pública.

Todos estos años de democracia (para no hablar de períodos anteriores)
el salto cuantitativo en las aulas no tuvo su correlato presupuestario
por lo que la gestión de los escasos recursos se tradujo en una política
de ajuste permanente. ¿Qué significa personalización de la enseñanza con
estos fondos? ¿A qué llamaríamos diversificación de las evaluaciones o
desarrollo de investigación con un plantel docente que cobra, cuando lo
hace, en su mayoría dedicaciones simples? ¿No es acaso la universidad
uno de los pocos lugares en que los formadores docentes trabajan tiempos
parciales y los estudiantes se dedican también parcialmente a formarse
profesionalmente? Con este esquema, ¿no se acentúa cada vez más aquello
de "él da clases, tú puedes investigar, yo gestiono", cristalizando una
división de tareas, con ingresos y reconocimientos simbólicos
diferenciados?

A pesar de que la insistencia sobre el presupuesto a veces hace pensar
que no habría otro tema, lo que no se advierte (o no se quiere
reconocer) es que para cualquier nueva estrategia pedagógica o
didáctica, para desarrollar pautas de investigación, mejorar el acceso a
materiales didácticos de última generación o la supervisión de la
transferencia de conocimientos a la sociedad, la estructura de cátedra
tendría que ser tan diversa como las tareas mencionadas lo exigen. Y en
cualquier sistema esto cuesta o mejor dicho vale.

El posibilismo democrático alfonsinista y el económico menemista hoy no
tienen la excusa del déficit fiscal. El país en sus principales ítems
sociales está en rojo (educación, salud, vivienda, trabajo, previsión
social) y el Estado-Gobierno tiene formidables superávits que saldan
deudas y subsidian a monopolios o se guardan como colchón anticíclico
según una perspectiva pesimista negada una y otra vez.

¿Y para cuándo entonces?

El gobierno habla de formación docente o excelencia académica y eso
cuesta, menciona el acceso a la tecnología y eso también cuesta, nos
plantea la necesidad, como docentes, de acceder a los consumos
culturales y, esto, vaya que cuesta, pero a la hora de destinar fondos
para la universidad la suma es tan escasa que apenas alcanza para cubrir
salarios... que están por debajo de la canasta familiar.

Cuando pedimos aumento de presupuesto, reclamamos aumento salarial,
salario para los 26 mil ad honorem y subrogantes –declarados
oficialmente por la UBA-, 85% móvil para los jubilados. Y, al mismo
tiempo, estructuras de cátedra que permitan la diversificación de
objetivos y tareas, formas de dar clase que incorporen tecnologías e
investigación, personalización de la enseñanza que mitigue la deserción
y la frustración estudiantil, posgrados que se puedan cursar sin tanta
carga laboral al mismo tiempo, incremento de designaciones, etc.

No deja de resultar una paradoja, y a su vez el lugar de la mayor
injusticia, que algunos de estos males se remedian muy parcialmente en
nuestra universidad a partir de la creciente precarización de nuestras
condiciones de trabajo y de enseñanza, del financiamiento
extrapresupuestario vía convenios con empresas y pasantías basura. Y,
sobre todo, a partir del trabajo sin salario de miles de profesionales
universitarios que si un día decidieran, con todo derecho, no realizar
más tareas en la universidad, casi se podría decir que estarían bajando
la palanca a todo el sistema.

AGD-UBA
en CONADU Histórica

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