[Lcefiec] El peligro de la UBA es que se la dividan como botín de guerra

La Mella en Exactas la_mella_exactas@de.fcen.uba.ar
Wed, 22 Nov 2006 03:15:56 -0300 (ART)


El peligro de la UBA es que se la dividan como botín de guerra

"Se nos acusa ahora de insurrectos en nombre de un orden que no
discutimos, pero que nada tiene que hacer con nosotros. Si ello es así, si
en nombre del orden se nos quiere seguir burlando y embruteciendo,
proclamamos bien alto el derecho a la insurrección".
Manifiesto Liminar.


La novela parece llegar a su desenlace y se augura un final feliz.
¡Triunfó el consenso! ¡Volverá la normalidad! La novela la escriben los
decanos y ellos son sus héroes protagonistas.

Durante todo el 2006 la UBA estuvo atravesada por una crisis de magnitud.
No sólo la postulación al rectorado del ex-funcionario de la dictadura; no
sólo la vuelta al poder de la Franja Morada, que cuenta en su prontuario
con 16 años de corrupción y privatización de la educación pública durante
el reinado de Shuberoff; no sólo la existencia de un régimen completamente
antidemocrático que avasalla los derechos de decenas de miles de docentes
y de cientos de miles de estudiantes; no sólo la vigencia de un estatuto
completamente anacrónico. No sólo la asfixia presupuestaria y la
desastrosa administración de los recursos económicos actuales o la secular
decadencia académica y las paupérrimas condiciones de estudio y enseñanza;
¡¡SINO TODO ESO JUNTO!! fueron el detonante de esta crisis.

¿Quiénes quieren salvar a la UBA de este torbellino y quienes quieren
impedirlo? Los acusadores se convirtieron en acusados. Los que fuimos
golpeados salvajemente por impedir que la universidad vuelva a caer en
manos de la Franja Morada y de un rector procesista, nos convertimos ahora
en los “obtusos” que no queremos aceptar un pacto para que todo siga
igual.

Hoy los decanos nos ofrecen el privilegio de ver como salvarán a la UBA.
Lo harán a través de un pacto entre caballeros que divide a la UBA cual
botín de guerra. Una guerra de poder que libraron hasta que no hubo más
salida que el acuerdo; un acuerdo hecho a espaldas de la comunidad que no
hace más que abortar los cuestionamientos a un sistema antidemocrático y
las críticas a una administración corrupta; un sistema y una
administración que lleva décadas y que lejos de “salvar a la Universidad”,
como ahora declaman, la ha hundido en la mayor decadencia de su historia.
¿Los mismos nombres, los mismos “iluminados” se proponen ahora “salvar a
la universidad” impidiendo la participación democrática de los que la
sostenemos día a día?

Los decanos que, apoyándose en la lucha estudiantil, se opusieron al
regreso de los privatizadores de la Universidad al gobierno de la UBA, hoy
han llegado a un acuerdo con sus oponentes “suspendiendo las diferencias
en pos del bien común”. Parece increíble que, siendo algunos de ellos
“investigador del conflicto social”, se pueda adscribir a la tesis de la
“suspensión del conflicto”, a la unidad de todos para “salvar la
institución”, cuando lo que hay en juego son proyectos contrapuestos. Pero
ocurre que esto no es un debate académico. Sólo puede entenderse el “bien
común” del que hablan los decanos como su bien común, pues este acuerdo
los pone a salvo de transformaciones democráticas que puedan resultar
incómodas para quienes buscan perpetuarse en el poder, amparados por esta
sátira de cogobierno.

Y por si faltara algo a la trama de este culebrón, detrás de este acuerdo
aparece la mano tendida del gobierno nacional, que ha operado fuertemente
para su concreción. Es que pretenden aprovecharse del golpe que la
movilización estudiantil le ha dado al bloque de Alterini y a la Franja
Morada para negociar con ellos pero imponiendo una nueva relación de
fuerzas. No por nada los candidatos del “consenso” son dos peronistas que
seguramente buscarán profundizar el hasta ahora complicado desembarco K en
la UBA.

La UBA esta en crisis y necesita ser salvada, no podemos más que acordar
con este diagnóstico. Esta en peligro la universidad pública y gratuita
puesto que se la lleva a su tumba con políticas mercantiles que no hacen
más que embrutecernos para que seamos compatibles con un mercado laboral
que necesita mano de obra calificada. ¿Pero acaso se salvará la
universidad devolviéndosela a sus verdugos?

Como en 1918, la universidad sólo puede ser transformada mediante su
refundación sobre nuevas bases, radicalmente distintas a las actuales.

Una Universidad distinta es necesaria y es posible. Los estudiantes
debemos escribir nuestra propia historia. Debemos apropiarnos de la
herencia de los estudiantes del 18 y, emulando su gesta, cumplir nuestra
misión histórica, proclamar nuestro derecho a la insurrección, a
cuestionar, a luchar por otra universidad. No estamos dispuestos a bajar
los brazos y ver pasar frente a nuestras narices el cadáver de la
universidad; cada compañero que estudia o trabaja en ella tiene un lugar
en esta lucha, su lucha por una universidad en la que todos los docentes
puedan vivir dignamente de su salario, en la que los estudiantes se formen
como seres humanos íntegros y no “para el mercado laboral” y el la que
todos, estudiantes y trabajadores seamos los forjadores de su destino.




El acuerdo de los decanos
Una solución de continuidad


Los decanos presentaron su programa de gobierno. En el análisis que hemos
hecho del mismo, identificamos tres ejes que merecen comentario por parte
de quienes nos oponemos a él. Vale la pena comenzar por lo referido al
reclamo que inicia nuestra lucha: la democratización de los órganos de
cogobierno. El programa propone “abrir el debate” para julio del 2007; no
entendieron, o no quisieron entender, que los perjudicados de este sistema
no queremos una promesa idéntica a la que estos mismos sectores nos
hicieron en el 2002, no queremos que la historia se repita (esta vez como
farsa); buscamos una resolución inmediata, democrática y efectiva. Como en
todos los puntos del programa lo que encontramos aquí no son más que
declamaciones generales sin ningún contenido ni compromiso real.

Los decanos proclaman la necesidad de salir de la asfixia presupuesta,
pero el acuerdo se encuentra firmado por quienes durante la década del 90
– período de mayor pauperización presupuestaria de la universidad – fueron
el equipo de trabajo de Shuberoff. De qué sirve que los decanos se
pronuncien en favor del aumento presupuestario si la Franja Morada se
quedará con la secretaria de Hacienda, encargada de la distribución de los
recursos económicos de nuestra casa de estudios. ¿Puede ser el aumento
presupuestario otra cosa que más que la reconquista de sus privilegios y
la continuidad la política de que fueron generadores, política llevada a
cabo en base a miles de docentes ad-honorem, salarios de hambre y
deterioro general de la UBA? Por otra parte, el mismo Etcheverry se dedicó
al final de su gestión a señalar cuántos millones le hacían falta a la UBA
para funcionar; ¿y qué cambio?, absolutamente nada.

En lo que respecta a política académica, ámbito en que ellos, los decanos,
debieran aportar todo su saber acumulado, no hay más que definiciones
abstractas y declaraciones de buenas intenciones sin ningún anclaje en la
realidad actual de la UBA. No hay en el programa ni una mención a la
adaptación de los planes de estudio a las necesidades del mercado laboral
flexibilizado que han sufrido nuestras carreras. Nada sobre la
acreditación de nuestras carreras de grado ante la CONEAU, rechazada en
forma generalizada por estudiantes y docentes, por ser la herramienta
fundamental de intromisión empresaria y gubernamental en la universidad.
Por el contrario se plantea la “reforma” de ese nefasto organismo. Ni una
mención a la orientación mercantil de la investigación científica y de las
deplorables condiciones de trabajo de los docentes. Ninguna referencia
pedagógica. En definitiva, no existe análisis alguno de nuestra realidad y
en consecuencia, ninguna propuesta que pueda dejarnos vislumbrar el futuro
de brillo que ensalza su acuerdo.

Hay sí una propuesta concreta, pero que en lugar de volvernos en favor de
este acuerdo nos opone aun más. Nos ofrecen incorporar a la UBA al Consejo
Interuniversitario Nacional (CIN), una resolución que traería aparejado la
ampliación de consensos con las universidades privadas y así la
posibilidad de formar parte de una eventual modificación de la Ley de
Educación Superior (LES). Este camino tiene un final poco auspicioso, el
de ceder a los marcos institucionales idénticos a los propuestos por la
propia LES que dicen querer modificar. Marcos institucionales que darán a
las universidades privadas y al gobierno nacional el derecho a opinar
sobre lo que estudiamos y que sólo son útiles a los sectores
privatizadores dentro de la UBA.

Los estudiantes hemos obtenido conquistas importantes este año. Instalamos
el debate sobre el destino que debe tomar la universidad en la agenda. La
necesidad de democratizar los órganos de gobierno y de trasformar la
orientación general de nuestra universidad para ponerla a tono con las
necesidades del pueblo trabajador. El consenso de los decanos pretende
borrar de un plumazo estos logros dando una respuesta de la que no
podemos, ni queremos, ser parte. Que firmen ellos su acuerdo para
repartirse la UBA, nosotros nos organizamos para torcer el rumbo de esta
disputa e impedírselo. Por eso llamamos a enfrentar con la movilización el
consenso rosquero de decanos y construir nuestro propio proyecto, el de
los estudiantes, docentes y no docentes en lucha.

Corriente Julio Antonio Mella


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